El « derecho a reparar » comienza a abrirse camino en la UE
La commission « Marché intérieur et protection du consommateur » (IMCO) a approuvé le rapport de David Cormand « Vers un marché unique durable pour les entreprises et les consommateurs ». Ce texte enjoint la Commission européenne à promouvoir la durabilité grâce à la culture de la réutilisation et au droit à la réparation : il faut aider le consommateur à moins jeter, notamment en légiférant contre l’obsolescence des objets, ainsi qu’en facilitant l’accès aux pièces de rechange. Pour David Cormand, cité par Euractiv Espagne, il est temps de « mettre fin au mythe selon lequel les consommateurs doivent supporter le fardeau de la transition écologique ».
Extraits 👇
«¿Cómo podemos esperar que los consumidores tomen una decisión sostenible si ni siquiera están debidamente informados sobre la durabilidad de los productos?», se pregunta el eurodiputado francés de los Verdes, David Cormand.
Sobre la base de estas cuestiones emerge la idea del «derecho a reparar»: que el consumidor pueda disponer de las piezas e indicaciones necesarias para restaurar sus aparatos y cuente con información veraz sobre la vida útil del producto para hacer un consumo consciente en términos de responsabilidad medioambiental.
Cormand es ponente de una resolución aprobada por la comisión de Mercado Interior del Parlamento Europeo (PE), en virtud de la cual los diputados piden un justo «derecho a reparar» que proteja a los consumidores y que esté alineado el Pacto Verde (Green Deal), una prioridad europea y el ‘leitmotiv’ de la transición ecológica de los Veintisiete.
«La sostenibilidad no está hecha de acciones esporádicas y no relacionadas, sino que debe ser considerada de manera sistemática», explica a Efe el diputado europeo que ha puesto en marcha esta iniciativa que quiere crear un marco legal en la materia y «poner fin al mito de que los consumidores deben soportar la carga de la transición ecológica».
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¿Qué necesita el consumidor para implicarse?
Una de las propuestas de la iniciativa liderada por Cormand es «la introducción de un etiquetado obligatorio (para los fabricantes) sobre la sostenibilidad y reparabilidad del producto», según explicó el diputado de la Eurocámara, aunque algunos grupos políticos «se oponen a su carácter obligatorio».
Esto aportaría información sobre su vida útil y el usuario podría tener «la posibilidad de saber si puede arreglar su producto o si va a funcionar igual que antes», matiza, por su parte, el miembro de la organización de consumidores europeos.
Además, el usuario necesita mecanismos de protección que vayan más allá de la garantía legal de los productos, de dos años, que fomenta que «no compremos a largo plazo», añade Reyna.
En esta línea, según Izverniceanu, podría tener eficacia la ampliación de este período «de forma que el fabricante se comprometa a alargar esa garantía a la vida útil del producto».
No obstante, el derecho a reparar también pasa, en opinión de Cormand, «por la estandarización de las piezas de repuesto, asegurando que sean asequibles y estén disponibles, incluso para los talleres independientes y los consumidores», así como por garantizar que se ponga a disposición de los consumidores «un reemplazo cuando los productos necesiten estar inmovilizados durante demasiado tiempo o sean esenciales, como un teléfono».
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Pero, sin duda, una de las mayores bondades del derecho a reparar es la sostenibilidad.
Los productos duraderos reparables son, en pocas palabras, buenos para las personas, buenos para el planeta y buenos para las empresas sostenibles», concluye Cormand.
Article complet (en espagnol) à retrouver sur Euractiv Espagne.